viernes, 2 de noviembre de 2018

Aguas arriba y aguas abajo



Hemos visto hasta el hartazgo las protestas ciudadanas por la falta de agua. Hartazgo que se produce por los padecimientos que sufrimos y por la inefectividad del reclamo que en la casi totalidad de los casos se genera porque el agua no sale por lo grifos y cuando lo hace, con frecuencia inusitadamente baja, es turbia, maloliente y obviamente no potable.

El problema del agua tiene muchas aristas y sus implicaciones se multiplican exponencialmente. Al no contar con agua corriente y potable, la preparación de alimentos se complica; la práctica regular de la higiene se dificulta; el almacenamiento correcto se convierte en un brete. El no cumplimiento de estos requisitos mínimos de provisión, higiene y disponibilidad se traduce en enfermedades gastrointestinales y de la piel, y proliferación de vectores transmisores de enfermedades como dengue, y chikungunya... y eso es justamente lo que está pasando...

Ahora solo imaginemos estas mismas dificultades, pero en los hospitales, donde la higiene extrema es parte de la profilaxia, pero también de la remediación. Por un instante pensemos en las salas de diálisis que no reciben el agua que requieren los dispositivos especiales para esos procedimientos. Aquí la carencia de este elemento es muerte, terminante, rápida y definitiva...y lo que es más dramático y profundamente trágico: fácilmente evitable.

Vayamos ahora a las aguas servidas: sin tratamiento, corriendo libres por calles y acequias descubiertas; contaminando embalses y desembocando en ríos y mares... más enfermedad, menos alimentos, cólera... más muerte...

Foto: Marine Photobank

Cavilemos finalmente sobre el agua, ahora en torrentes, incontenibles y arrasando e inundando casas, pueblos y ciudades... torrentes que rebasan cunetas, alcantarillas y drenajes insuficientes, obstruidos o simplemente inexistentes... aliviaderos mal operados, rebalses mal manejados ...pues todo eso también está pasando.

Agua...agua necesaria e inapelable que nos viene de las cuencas naturales, muchas de ellas icónicas y esenciales, en proceso de degradación por cuenta de la locura minera en la que pretende transmutarse la locura petrolera.

Arco Minero del Orinoco. Foto: Cotufa News.

El agua: demasiado importante; demasiado vital; tanto, que toca a la propia dignidad humana. Tema de enorme complejidad, pero que sin embargo, en un esfuerzo de poderosa síntesis y elocuencia, está resumido con contundente crudeza por colegas y ONG que han sabido documentar en un trabajo técnico al que se puede acceder en este enlace:Derecho al Agua. Reporte 2018


Este material suma argumentos indiscutibles a lo que ya desde hace rato configura en este país un Emergencia Humanitaria Compleja, inabordable por un Estado desestructurado y, lo peor, inmanejable por un gobierno que invierte sus talentos, si alguno tuviera, en diseñar nuevas formas para humillar a sus ciudadanos.
  

 

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