lunes, 11 de febrero de 2019

#EnLaPescaIremosBien





A la izquierda: saqueo reciente de un bote sardinero en las costas orientales de Venezuela (el_nacional.com). A la derecha: lonja pesquera de Motril, España (motrildigital.com).

El sector pesquero nacional y su contribución al Plan País, en sus fases táctica y a mediano y largo plazo.

Ante un proceso de transición inminente; de evolución e innovación como forma de plantarle cara a la debacle que estamos por heredar, conviene retomar ideas y frases recogidas de documentos anteriores y de voces de expertos de, por ejemplo , la Fundación Bengoa, Caritas, Provea y tantos otros: estamos en el punto de no retorno para un espeluznante 40 % de la población infantil, con deficiencias en su desarrollo corporal, físico y cognitivo, que ya están irreversiblemente alojadas en sus humanidades y en sus cerebros. Así lo han afirmado, entre otras, Marianela Herrera, Maritza Giménez y Susana Rafalli, quien, además, emite una brutal sentencia: hoy, estos niños, limitados en sus capacidades y posibilidades para la superación individual, en 15 o 20 años serán los padres y madres de hogares irremediablemente pobres, dónde nacerán los hijos que darán continuidad a este ciclo perverso.   


Ante esta realidad terrible; confrontados a la cotidianidad pavorosa de los índices de carencia y muerte infantil por desnutrición severa, que además se extiende también a la población adulta, ha sido inútil interpelar enérgicamente al régimen durante por lo menos los últimos 10 años, durante los cuales las autoridades, si acaso, han reaccionado débil e inefectivamente convirtiéndose más bien en vendedores de bolsas de alimentos de calidad incierta, pero con sobreprecio y sujetas a una inflación feroz, a la vez que un sistema oficial de extorsión de la sociedad, más conveniente para la consolidación de la tiranía, en la medida en que se destruía el sector agroalimentario y, con ello, la oferta de libre acceso de alimentos.  


El instrumento de la perversión fue y sigue siendo, esperemos que ya en sus estertores, las bolsas o cajas "CLAP" que solo lograron profundizar las diferencias entre los que reciben el "beneficio" y los que quedan relegados por razones, desde logísticas, hasta ideológicas; bolsas o cajas que son tremendamente insuficientes para paliar el problema en las escalas poblacional y geográfica debidas. 


Intimados por lo que estamos sufriendo, nos hemos cuestionado en el sentido de cómo asociar el potencial pesquero del país, a las posibles soluciones que apremian para mitigar la tragedia que técnicamente ya es reconocida como una Emergencia Humanitaria Compleja.


Todo empieza y se sustenta con la alimentación: crecimiento, desarrollo cognitivo educación, energía y disposición para el estudio, para el trabajo.

La pesca venezolana y su industria pesquera, pueden poner inmediatamente proteína de alta calidad, grasas esenciales y vitaminas (A, B,D) en el plato de millones de personas; sobre todo para los niños urgidos de alimentos, que lo reclaman como factor inapelable para lograr ser individuos sanos, miembros de una sociedad sana.


Es verdad, y es la base del desarrollo sostenible a largo plazo de la actividad pesquera, que habría que comenzar hoy con medidas que tendrán su efecto real en algunos años (profesionalización del pescador; revisión de las políticas de subsidios a la pesca; rediseño de la flota y sus unidades pesqueras; implementación de programas de evaluación y seguimiento de recursos y pesquerías, entre muchos otros); pero es igualmente cierto que con ciertas medidas de emergencia, asumidas por el Gobierno de Transición, se pueden incrementar sustancialmente en pocos días, los desembarcos de atún en puertos venezolanos. También se puede dictaminar el envío al país, en transporte marítimo “inbond” refrigerado, del atún que descarga la flota nacional en la costa del océano Pacífico. Estas dos providencias se pueden complementar y potenciar su beneficio, si esa materia prima se destina a reactivar la capacidad ociosa de la industria conservera venezolana. El siguiente paso, de fácil implementación a través de una disposición ejecutiva, sería subsidiar estos productos elaborados en Venezuela, para ponerlos en todos los comedores escolares y hospitalarios, en cada bodega, abasto y supermercado del país a precio muy accesible a todos y en conciliación con los necesarios subsidios directos de emergencia, para el 45% de la población, proporción esta estimada por el actual equipo económico presidencial de la Asamblea Nacional.


Lo mismo vale para la sardina y sucedáneos, que deben importarse coyunturalmente en forma de materia prima para proveer a las cadenas de valor del país, altamente ociosas.


En suma: La pesca nacional puede ser determinante para revertir, en alguna medida, la profunda crisis alimentaria que evidencian los expertos, sin abandonar los planes de restructuración del sector pesquero, que nos tocará abordar para poder consolidarlo a futuro, sobre la base de la eficiencia ecológica, económica y humana. 


De manera sucinta y gráfica, se hace un inventario a continuación de las acciones urgentes a tener en cuenta en el marco del Plan País,  haciendo primero mención de los componentes de un plan táctico para acompañar en un plan alimentario más amplio para generar shock de oferta, acciones tácticas estas que deberá imbricarse, durante su desarrollo,  con acciones que deberán tratarse a más largo término:

Plan táctico

·         Identificación inmediata y ejecución de recursos para abordar el financiamiento de evaluaciones científicas orientadas al mejoramiento de la productividad y producción de recursos clave (sardina, atún, pepitona, mejillón, pangasius, cachama, entre otros posibles). Diseño y ejecución de planes ad hoc por rubro y constitución y habilitación de tres equipos técnicos, con presupuestos y capacidad logística necesarios para abordar, de manera perentoria, los estudios y resoluciones para los rubros en cuestión.

·         Implementación de un programa de capacitación y financiamiento para el desarrollo del cultivo de mejillones y ostra de mangle, preferentemente como alternativa hacia los pescadores en ejercicio de pescas no reguladas, no controladas, ilegales y/o altamente inconvenientes (pesca de arrastre artesanal, trenes “jalapatierra”).

·         Diseño e implementación de un convenio entre el ente rector pesquero, el Ministerio de Educación y las cámaras respectivas de industriales, para incorporar los enlatados de atún y sardina, entre otros rubros posibles, en los planes de alimentación escolar.

Plan a mediano plazo

·         Configuración e instalación de una comisión técnica pluriinstitucional, con identidad formal dentro del ente administrador pesquero, para el diseño de un plan progresivo de rescate de las capacidades estratégicas y operativas del sector.

·         Implementación de planes piloto para pesca demersal profunda (zona batial).

·         Creación de un programa de becas para la capacitación técnica, a nivel de posgrado, de al menos 10 profesionales del área. Establecimiento de las coordinaciones internacionales respectivas.

·         Desarrollo a escala nacional de un plan de certificación de tripulantes pescadores, según estándares y exigencias de la Organización Marítima Internacional (seguridad y rescate, prevención de la contaminación).

·         Creación de la taquilla única del pescador, para solicitudes y obtención de certificados, permisos, registros, pagos, reporte de bitácoras, etc., de embarcaciones y tripulantes.

Proceso continuo y permanente

·         Recuperación de infraestructura y recursos pedagógicos para el inicio de la profesionalización del pescador (INCE, Fundación La Salle).

·         Constituir y habilitar un equipo técnico para el diseño de unidades pesqueras funcionales, en términos de eficiencia, para la propulsión, poder de pesca, conservación a bordo, habitabilidad y seguridad. Articular con el punto anterior.

·         Instituir, por resolución formal, la producción bianual de la Carta Pesquera de Venezuela, como referencia técnica para el ordenamiento y la gestión de los recursos acuáticos vivos. Iniciación de los trabajos de campo respectivos.

·         Instituir programas permanentes de evaluación continua y permanente de recursos pesqueros; peritaje de nuevos caladeros y especies objetivo eventuales e implementación de paquetes tecnológicos existentes y por desarrollar en el área de la acuicultura marina y dulceacuícola.



Esta lista no es, por supuesto, exhaustiva, pero tiene la virtud de reunir el consenso de varios nombres importantes de las ciencias pesqueras y de la acuicultura del país (Ricardo Molinet, Orlando Pomares, Alvin Delgado, José Alió, Carlos Giménez, Jeremy Mendoza, Eduardo Klein, Freddy Arocha, Juan Urich, Carlos Lasso, Luis Marcano, Eugenio García-Franco, César Lodeiros, Giuseppe Martino, Orlando Rodríguez, entre otros), destacados profesionales de instituciones de alta relevancia técnica y académica (USB, UDO, UCV, Fundatún, Fundación La Salle) e incluso de entes del Estado (INIA, INSOPESCA), todas ellas víctimas del desmantelamiento de las capacidades de investigación y de gerencia del sector promovido y, hasta podría decir, urdido por el régimen y fraguado desde su incompetencia.


Más abajo, condesamos gráficamente los componentes propuestos, en función de los plazos de ejecución y prioridad en este proceso impostergable de renovación del sector pesquero:

Los componentes de este plan, también tienen la bondad  de incorporar aspectos sensibles cuyo abordaje genera, de suyo, resultados a todo lo largo de su desarrollo y, muy primordialmente, victorias tempranas que se traducen en un aporte para el alivio inmediato del hambre como expresión de la crisis alimentaria. También cabría esperar el pronto bienestar del pescador y su gente y el lanzamiento de pautas sistemáticas y profesionales de ordenamiento del sector y de la cultura de la planificación a largo plazo. Su pronta implementación nos permitiría decir en lo sucesivo #VamosBien .









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