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Arriba, imagen France de la voladura de la cuarta lancha, en en el marco de los reciente operativos estadounidenses en el Caribe Sur 24. Abajo, Trump; imagen Wikipedia. |
Demoledora frase de un presuntuoso
Trump, pronunciada en ocasión de sus declaraciones relativas a la voladura de
lanchas del narcotráfico en aguas abiertas del Caribe Sur.
Este artículo no va de criticar o
de justificar las medidas tomadas por el gobierno de Estados Unidos. Su
legalidad, su pertinencia estratégica para solucionar un problema generado por el
tráfico, este sí, delincuencial de sustancias prohibidas escapa al juicio que
pueda hacer un lego.
Lo que sí es una realidad incontestable
es que el problema de la droga existe, más allá de la negación que, con posturas de falsa
indignación y de arrojo en contra de los perjurios imperiales, repiten a cada
rato los gerifaltes del régimen.
Lo que sí es cierto es que
durante más de 20 años, entre 1985 y 2007, se llevaron a cabo censos pesqueros
exhaustivos en cada población, puerto base o sitio de desembarco a lo largo de
toda la costa de los Estados Nueva Esparta y Sucre, desde el golfo de Santa Fe
en Anzoátegui hasta Yaguaraparo, en el fondo del golfo de Paria, en el marco de estudios del estado de las pesquerías y de las condiciones socioeconómicas de los habitantes de esas costas. Estos censos incluían todas
las localidades del norte y sur de la península de Paria solo accesibles por
mar, al este de pueblos que por razones muy desafortunadas han pasado a resonar
en los medios; nombres que ya no parecen tan ajenos o lejanos, como San Juan de Las Galdonas o San Juan de Unare.
Lo que sí es inequívoco es que
años más recientes, en 2015 y 2016, en un intento por actualizar la información
censal y pesquera en una ecorregión de alta productividad y determinante en la
producción nacional, tuvimos que excluir del plan de visitas a prácticamente toda
la península de Paria, dadas las amenazas directas por parte de muchachos, que en
vez de estar armados con aparejos de pesca, lo estaban con fusiles y pistolas. Así, plantados en medio de la carretera, increparon a los empadronadores por
«pretender» entrar a San Juan de Las Galdonas, advirtiendo, además, de no osar ir más al
este de la península, ya conquistada por el narcotráfico.
De lo que sí fuimos testigos y víctimas
directos fue del ataque a tiros al barco oceanográfico en estas mismas aguas y en aquella misma época,
hecho que significó la suspensión de aquella que fue la última prospección
científica pesquera a escala regional que se practicó en el país… Esas balas
percutiendo en el casco metálico de nuestro buque fue el puntillazo, el símbolo
triste y violento del fin de la oceanografía nacional.
«Hoy no habrá pesca…» dice Trump…
pues, hoy tampoco habrá campañas oceanográficas, y no creo que el arrogante
presidente de Estados Unidos tenga algo que ver con eso…
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