martes, 19 de septiembre de 2017

La pesca y la crisis humanitaria en Venezuela



Ya lo han dicho los expertos de la Fundación Bengoa, Caritas, Provea y tantos otros: estamos en el punto de no retorno para un espeluznante 35% de la población infantil, con deficiencias en su desarrollo corporal, físico y cognitivo, que ya están irreversiblemente alojadas en sus humanidades y en sus cerebros. Así lo afirma Susana Rafalli, quien además emite una brutal sentencia: hoy, estos niños, limitados en sus capacidades y posibilidades para la superación individual, en 15 o 20 años serán los padres y madres de hogares irremediablemente pobres, dónde nacerán los hijos que darán continuidad a este ciclo perverso.   

Ante esta realidad terrible; confrontados a la cotidianidad pavorosa de los índices de muerte infantil por desnutrición severa, es nuestra obligación interpelar enérgicamente al Gobierno, que apenas reacciona débilmente convirtiéndose en un vendedor ineficiente de bolsas de alimentos de calidad incierta, pero de sobreprecio cierto y extrañamente sujetas a una inflación feroz, a pesar de que son importadas con "Divisas Protegidas, DIPRO" cuya tasa de 1$=10 Bs. se ha mantenido invariable durante varios años. Bolsas o cajas "CLAP" que solo logran profundizar las diferencias entre los que reciben el "beneficio" y los que quedan relegados por razones, desde logísticas, hasta ideológicas; bolsas o cajas que son tremendamente insuficientes para paliar el problema en las escalas poblacional y geográfica debidas. 

Este es un blog que, modestamente, pretende hacer aporte de ideas y generar reflexiones y discusiones para promover el desarrollo del sector pesquero y coligados. Pero, intimados por lo que estamos sufriendo, cabe cuestionarnos en el sentido de cómo asociar el potencial pesquero del país, a las posibles soluciones que apremian para mitigar la tragedia descrita por Rafalli.

independentsentinel.com

Todo empieza y se sustenta con la alimentación: crecimiento, desarrollo cognitivo educación, energía y disposición para el estudio, para el trabajo.


Y ya antes lo hemos mencionado: la pesca venezolana y su industria pesquera, pueden poner inmediatamente proteína de alta calidad en el plato de millones de personas; sobre todo para los niños urgidos de alimentos, que lo reclaman como factor inapelable para lograr ser individuos sanos, miembros de una sociedad sana.


Es verdad, y es la base del desarrollo sostenible a largo plazo de la actividad pesquera, que habría que comenzar hoy con medidas que tendrán su efecto real en algunos años (profesionalización del pescador; revisión de las políticas de subsidios a la pesca; rediseño de la flota y sus unidades pesqueras; implementación de programas de evaluación y seguimiento de recursos y pesquerías, entre muchos otros); pero es igualmente cierto que con un par de decretos de emergencia, se pueden incrementar sustancialmente en pocos días, los desembarcos de atún en puertos venezolanos. También se puede dictaminar el envío al país, en transporte marítimo refrigerado, del atún que descarga la flota nacional en la costa del océano Pacífico. Estas dos medidas se pueden complementar y potenciar su beneficio, si esa materia prima se destina a reactivar la capacidad ociosa de la industria conservera venezolana. El siguiente paso, de fácil implementación a través de una disposición ejecutiva, sería subsidiar estos productos elaborados en Venezuela, para ponerlos en todos los comedores escolares y hospitalarios, en cada bodega, abasto y supermercado del país a precio muy accesible a todos, además de distribuirlo también en el combo de las cajas CLAP (a pesar del sinsentido de esta estrategia que el Gobierno se niega a corregir).


Lo mismo vale para la sardina y afines, que como hemos expuesto en entregas anteriores, pueden importarse coyunturalmente en forma de materia prima para proveer a las cadenas de valor del país, altamente ociosas igualmente para este rubro.


En suma: La pesca nacional puede ser determinante para revertir en alguna medida, la profunda crisis alimentaria que evidencian los expertos, sin abandonar los planes de restructuración del sector pesquero, que nos tocará abordar para poder consolidarlo a futuro, sobre la base de la eficiencia ecológica, económica y humana. Sobre estos últimos aspectos seguiremos insistiendo por esta vía.
 
Mientras tanto, la pesca nacional, hoy mismo, puede ser factor clave en este contexto de crisis humanitaria nacional y puede aportar mucho y de manera inmediata en el marco de esta grave coyuntura.


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