Tenemos
una tasa negativa de producción de conocimiento desde 2009. Nuestra producción
científica disminuye, mientras que la de otros países crece. Ahora ocupamos el
puesto 11, cuando en 2006 éramos el quinto en la región, incluyendo a países de
la escala territorial y poblacional de México, Argentina y Brasil.
¿Cómo se puede explicar este
sitial? ¿Cómo carrizo, si, a diario, nos inundan con noticias como esta:
Según
el medio asociado al régimen, La Iguana TV, el ministro de Educación Superior
del mismo régimen se ufana de haber inaugurado 54 instituciones universitarias,
pero el locutor de un programa televisivo lo corrige, afirmando que ya vamos
por 100 universidades creadas en los últimos 25 años (mazo4f.com)… primera
enorme y absurda incoherencia.
El segundo arrebato de disconformidad se pone en evidencia en el contraste entre declaraciones de este tono:
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La
evaluación objetiva, que no puede ser de otro modo si está generada por la
Academia de las Ciencias Físicas Matemáticas y Naturales y por Observatorio de
Universidades, nos interpela a punta de realidad: las universidades nacionales
reciben solo 4 % o menos del presupuesto requerido en 2025, además de que son
entregas poco transparentes, tardías y eventuales. 91 % de las instalaciones universitarias no
tienen acceso al agua y 86 % de ellas sufren de cortes eléctricos constantes, sin
hablar del saqueo y la destrucción que dan como resultado la única imagen
coherente con estos datos:
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Universidad de Oriente (Foto: Crónica_uno) |
¿Es pues, todo esto, el resultdo de la
incoherencia de funcionarios distraídos, ineptos y/o corruptos? ¿La insolvencia
profesional y/o moral da para tanto desafuero?
No lo
creo. Esto pareciera un diseño expresamente concebido para orientar la
«Educación», aquí sí, en coherencia con una población anómica, una ciudadanía
degradada, y, por lo tanto, con un poder más fuerte en el poder.
En palabras del sociólogo Giuliano
da Empoli, hemos devenido en presa de la hipnosis como método del poder para
instalar su imperio. Anunciar un futuro brillante (como hacen estos tristes
mandaderos a cada rato) es un acto de poder, pero, para nosotros, imaginar
futuros alternativos siempre será un acto de libertad.