miércoles, 28 de febrero de 2024

¿A qué sabe el pescado del lago?

 


Imágenes Sentinel de la costa oriental del lago de Maracaibo del 24/2/2024, procesadas por Eduardo Klein para evidenciar la distribución del hidrocarburo derramado. Los rectángulos oscuros en la costa, en la imagen de la izquierda, y verde oscuro en la derecha, corresponden a instalaciones de cultivos acuáticos.   

«Pescamos peces que tenemos que tirar después de querer comérnoslos, ¿por qué? Porque saben a diesel, hermano». Así se expresó José Luzardo, representante de los pescadores de El Bajo, en el lago de Maracaibo, en entrevista con Radio Fe y Alegría Noticias.

Denuncias y más denuncias se acumulan, clamando por la solución de esta y otras tragedias ambientales que aquejan nuestra geografía, intentando vencer el efecto de banalización por hastío, efecto que se produce en la opinión pública cuando esta se torna emocionalmente indiferente como reacción (¿defensiva?) ante la repetición y el avasallamiento de noticias infaustas. Si acaso hay alguna respuesta estatal, es del calibre de aquella según la cual la presencia de hidrocarburos en el mar es solo un efecto visual; o de aquella otra que propugna que no hay contaminación, pues el petróleo no se mezcla con el agua.

Estos argumentos gubernamentales comportan tal grado de irracionalidad, de absurdo, que la réplica de los denunciantes y de los afectados se hace prácticamente inútil, pues poco o nada se puede esperar de alguien que profiere tal disparate.

La acción oficial, cuando la hay, es, entonces, dispersar la atención con gestiones altamente polémicas, como la ampliación del aeropuerto de Los Roques o la cobertura del glaciar del pico Humboldt con mantos geotextiles, alegando tesis de desarrollo social o de combate contra el cambio climático.

La estrategia parece, pues, funcionar: si nunca hay respuestas efectivas, en algún momento tampoco habrá más preguntas. Como complemento, incluso a veces hay buenas noticias, como la dada a conocer por el ministro de Pesca y Acuicultura, a propósito del incremento de la producción de camarones de cultivo en las costas del lago de Maracaibo… sí: ese mismo cuerpo de agua sometido a la descarga constante de elementos tóxicos y eutroficantes.

Sabiendo que los ecosistemas no son espacios estancos, y que más bien, son un continuum de límites difusos; que lo que hagamos bien o mal en tierra tendrá ineluctables consecuencias en el mar y viceversa, confiemos en que nunca nadie tenga que cuestionar, ahora también, el sabor de los camarones cultivados en las riberas de nuestro maltratado lago.   


4 comentarios:

  1. Los espacios de nuestra golpeada Venezuela, en este momento, importan al gobierno, sólo si es posible obtener beneficios económicos para el grupete depredador. La corrupción como forma de vida. Todo depende del voltaje del enchufe que se tenga

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  2. Hay un elemento común en países gobernados por las izquierdas y es la profunda ignorancia que los acompaña en temas técnicos, subestiman todo lo que implica la tecnocracia y los tecnócratas, pareciera que todo lo tratan de resolver bajo el prejuicio de como se mira el liberalismo; el solo tufo neoliberal implica el desdén en el orden la disciplina y respeto a los procesos. La negación de la realidad es un credo que solo se sustenta en una fe que solo ellos creen

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    1. No es una característica de gobiernos "de izquierda", es más bien de "desgobiernos" o de gestiones autócratas, o de gobiernos (¡hasta de los mal llamados "derechas"!) sin importar su orientación (hay que pasar la lupa a sus políticas ambientales y el fomento racional de actividades primarias), que privan el beneficio inmediato de algunos pocos en contra del erario de todos, a los que se suman "programas" populares de mantenimiento. Pan para hoy, hambre para mañana.

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    2. La negación de la realidad, sobre todo cuando esa negación redunda en beneficios para los feligreses de esa fe. En todo caso, estoy de acuerdo que eset mal sobrepasa las estiquetas de derecha o de izquierda. Irrespetar o torcer la Ley no tiene signo.

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