Buque oceanográfico mexicano. Una referencia no muy lejana (foto: ElPaís.cr) |
Bien sabemos, o, al menos deberíamos saber, que las ideologías y cualquier corriente política poco o nada tienen que ver con el determinismo de la naturaleza y sus mecanismos, esos que actúan articuladamente para estructurar los ecosistemas naturales; lo que, en dos palabras, podríamos resumir como energía y biodiversidad.
Este axioma debería ser el telón de fondo de cualquier diseño, en nuestro caso, de las políticas pesqueras del país y de la delineación de sus acciones respectivas, dado que se trata del aprovechamiento duradero de ecosistemas naturales para beneficio de la gente, en función de la mejor evidencia científica. Quizás, precisamente persuadidos de esta necesaria premisa, cada nueva autoridad que asume la conducción del sector (suceso que se produce con excesiva frecuencia, en un ente público que, por su propia índole, debe manejar procesos de largo plazo), cada nuevo ministro, decíamos, se acerca discretamente a personas e instituciones que tienen trayectoria en el sector, pero que son alérgicas a la contaminación ideológica de lo que debería ser concebido y administrado objetivamente y de manera técnica. He sido testigo directo de estos acercamientos, que, tristemente, debo decir, han sido efímeros e improductivos, pues, hasta el presente, la gestión pesquera ha estado signada por criterios puramente extractivistas, de incremento de las capturas y de la generación de divisas. Estos criterios no son necesariamente malos y descartables, pero su lugar en las escala de prioridades debe ser otro y por debajo de la sostenibilidad de los servicios ecosistémicos de los ambientes acuáticos y de la atención de la enormes carencias nutricionales de la población, entre otros.
Creo que hoy, ante la eventual posibilidad de un nuevo giro en la gestión del sector pesquero y de la acuicultura del país, no debo llenar otra vez estas líneas con las «patas que se han metido» con, por ejemplo, la sardina, el tajalí, los pepinos de mar, la infraestructura pesquera, la industria transformadora… los horrorosos índices de desnutrición infantil… Prefiero entonces, retomando el trabajo hecho hace un par de años por un grupo de colegas sensibles, pero, sobre todo expertos, volver a poner a disposición de la ciudadanía un plan de acción estructurado sobre las prioridades de aquel momento. Ese plan, con los ajustes necesarios, que, a la sazón, modestamente y con total honestidad de propósito propusimos, conserva hoy su absoluta e inquietante vigencia. He aquí, pues, el esbozo de la respuesta a una pregunta que aún no ha sido formulada:
https://pescandoelcambiove.blogspot.com/2019/02/enlapescairemosbien.html
Un detalle más: la implementación de un tal plan, o de cualquier otro, ojalá mejorado, requiere, obviamente, de profesionales, de equipamiento, de instalaciones, de logística… Eso lo sabemos todos, y más un ministro… un ministro que seguro tampoco desconoce, por ejemplo, el estado del Instituto Oceanográfico de Venezuela, los salarios de sus propios técnicos y los de los profesores e investigadores que aún permanecen es sus laboratorios y las condiciones del instrumental científico y de la flota oceanográfica de Venezuela.
La pesca, su gestión, su condición de factor pertubador de ciertos hábitats, su impacto en las poblaciones humanas que de ella se sirven, sus beneficios sociales y económicos, todo eso constituye un sistema de interaciones, que, como los naturales, debe permanecer en equilibrio si pretendemos su sostenibilidad.
Pepe. que decirte. excelente opinión desde lo que sabes y sabemos. Seguimos en la lucha.
ResponderEliminarUn abrazo
pp muy buen artículo y ojalá en ésta oportunidad de un nuevo ministro se lea la respuesta a la pregunta aún no formulada.. La esperanza es la última en perderse.. aún
ResponderEliminarPepe contrastando la realidad que planteas con la que en el pasado vivimos en cuanto a esfuerzos de manejar adecuadamente las pesquerías sabiendo las limitaciones. Lo único que sin duda es cierto es que no sabemos que niveles de sobrexplotación tenemos en todos estos recursos
ResponderEliminary el tema de sobre explotación lo alegan como un mal necesario para darle de comer a un pueblo hambriento debido al bloqueo.
ResponderEliminarEso
Es un honor leer tus opiniones y encontrar en ti el reflejo de un país aún existente en el que todavía hay formación, sabiduría y compromiso con el país. Muchísimas gracias
ResponderEliminarTu como siempre Alejandro en la primera línea de lucha por este país un abrazo
EliminarJF
Honor el mío Alejandro. Seguimos en la pelea!
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMuy bueno y ajustado a lo que has mantenido por tanto tiempo. Quisiera si hacer un comentario sobre el primer párrafo. La naturaleza no es determinística, es totalmete estocástica: varía y
ResponderEliminarmuchas veces esas variaciones no las podemos predecir. El rol de un buen gerente es entender esta variabilidad y diseñar planes que se adapten a las respuestas del ecosistema a los diferentes factores, entre ellos, la extracción de individuos (pesca).
Lo que ha pasado justamento con todos los gerentes anteriores es que desconocen el funcionamiento del ecosistema y piensan que si hoy saco 100 mañana también puedo sacar 100 y no pasa nada. Esto termina siendo una gerencia a lo Eudomar Santos: "Como vaya viniendo vamos viendo".
Totalmente de acuerdo Pinchudo. En todo caso, cuando digo que la naturaleza es determinística, es porque es ella y sus procesos lo que determina nuestro éxito o nuestro fracaso en nuestra relación con ella, e.g. el calentamiento global…
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